SOCIEDAD
25 de diciembre de 2019
Navidad es una elección personal
La publicidad nos bombardea con objetos para que lo ese día sea el mejor de tu vida
Es la fecha de las obligaciones más fuertes que existen en nuestra sociedad: el de reunirse con la familia al menos el 24/ 25 de Diciembre.
La Navidad es la época elegida por la sociedad occidental para que sea el momento más feliz y familiar del año, aunque si nos atenemos a la gente que viene a consulta (y a la que no viene) la realidad es muy diferente, la Navidad resulta que es un período difícil y negativo para mucha más gente de la que pensamos. Es paradójico porque son unas fechas en donde se habla de familia, amor, amistad, regalos, esperanza, diversión, luces de alegría, felicidad…pero por otro lado mucha gente lo asocia a tristeza, perdidas, soledad, angustia, estrés, angustia, infelicidad… ¿Cómo puede ser eso? La razón es muy fácil de explicar, las Navidades son unas fechas en donde existe la obligación (una obligación creada por nuestra sociedad y nuestra cultura) de tener que vivir emociones positivas, de hacer regalos, de comprar cosas, de reunirnos con los que más queremos, de estar contentos, de poner un árbol de Navidad en casa, de los “happy endings” de las películas americanas de Navidad…y tanta obligación creada produce un efecto contrario a mucha gente. Es el poder negativo de lo que en psicología se llaman los “Debería”. Más concretamente, vamos a llamarles los “Deberías” navideños.
El pensamiento debería/debo se refiere a la transformación de elecciones personales, deseos o preferencias en absolutos universales. Esto se hace normalmente al pensar en palabras y frases tales como «debería», «debo», «es necesario» y «tengo que». Cuando usamos el pensamiento debería/debo tienden a ocurrir varias cosas: Nos generamos una obligación rígida de como «deberían» ser las cosas que puede llegar a bloquearnos e inmovilizarnos. Creamos un TODO o NADA irreal y nada efectivo en nuestro enfoque vital que puede provocarnos mucha ansiedad. Nos impide aceptar la realidad y ser flexibles en busca de opciones.Y finalmente perdemos algún contacto con la realidad cuando entramos en el mundo de la fantasía de cómo «deberían» ser las cosas pero realmente no lo son
Las Navidades están bien cargaditos de estos “Deberías” y el problema es que pueden provocar que todo aquello positivo que podemos hacer en Navidad (que son muchas cosas) pase de ser una elección personal, un deseo o una preferencia a un absoluto universal. Por ejemplo, hacer regalos o comprar cosas caras en Navidad es una elección personal (puedes elegir no hacerlo) pero si la convertimos en un absoluto universal estamos condenados a tal nivel de presión, de rigidez y de falta perspectiva que finalmente acabaremos tomando malas decisiones, estresándonos y pasándolo muy mal. Veamos algunos ejemplos muy típicos de las deberías navideños y sus consecuencias:
– El estrés asociado a hacer regalos. “Debería hacer regalos (y que sean perfectos) a toda mi familia”
– La presión del gasto en las compras. “Debería comprar el mejor jamón”
– Las tensiones en las cenas familiares. “Deberíamos estar todos juntos y contentos”
– Los procesos de duelo enquistados. “Mi padre debería estar aquí por estas fechas”
– El estrés de las cargas familiares. “Debería hacer perfecta la cena para 30 personas”
– La obligación de estar alegre. “Debería estar contento todas las Navidades”
– La sensación de no poder escapar a la dinámica de siempre. “En Navidades debería ser todo de esta forma, todo lo demás está mal”
Otro ejemplo, una de las obligaciones más fuertes que existen en nuestra sociedad es reunirse con la familia al menos el 24/ 25 de Diciembre. Ese día todos y cada uno de los habitantes de los países occidentales deberíamos ser “superfelices” con todas nuestras familias cenando al calor de la chimenea decorada. El que no haga eso parece un bicho raro, la publicidad nos bombardea con objetos para que lo ese día sea el mejor de tu vida, las pelis americanas te dicen que ese día todo tiene que acabar bien y hasta algún psiquiatra seguro que dice que estás loco si ese día no cenas con los tuyos. Este “debería” provoca tal nivel de presión ante algo que realmente no es obligatorio que para muchas personas puede ser devastador. Nos creamos un circulo muy difícil de salir porque estás obligado a estar con tu familia y a estar muy feliz pero ¿y si ese día no quieres estar feliz?¿ Y si no tienes tantas ganas de estar ese día con tu familia? ¿Y si estás triste por una pérdida?¿Y si el estrés por la cena te invade?…pues estás perdido porque con los “Deberías” nunca hay excepción, son tan crueles que sólo te aprisionarán en un círculo vicioso lleno de ansiedad angustia, tristeza, culpabilidad…e incluso podemos llegar tener consecuencias negativas como forzar cenas familiares que muchas veces acaban mal con discusiones o tensiones desagradables.
¿Cómo se arregla todo esto? Pues es muy fácil (mejor dicho, decirlo es muy fácil, luego hay que practicarlo), rompe en pedazos tus “deberías navideños” y ya verás cómo puedes pasarte unas fiestas mucho mejores: Deja de lado esas dinámicas consumistas tan rígidas, vete de vacaciones en Navidades a la playa por primera vez en tu vida, no cocines y encarga la cena de Navidad, plantéate que si no se puede estar todos juntos el 25 de Diciembre ya estaréis el 3 de marzo, no hagas tantos regalos o incluso permítete por estas fechas no obligarte a pensar en los que ya no están( recuerda que es un paso más en tu proceso de duelo)…Si logras romper toda esta presión y rigidez serás libre y finalmente tu decidirás como quieres vivir la Navidad, con todos sus ingrediente típicos (arbolitos decorados, regalos, cenas, felicitaciones y turrones incluidos) o con ninguno. Nadie nos obliga a nada. Ni siquiera a ser felices.
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