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SOCIEDAD

29 de diciembre de 2019

Alquilar por necesidad

Muchas familias se ven incapaces de hacer frente a las cuotas de un crédito para la vivienda. Foto:Ilustrativa

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

El alquiler consiguió presentarse como una forma de vida más atractiva y lo que realmente empuja a alquilar una vivienda en lugar de comprarla es la necesidad.


El acceso a la vivienda es un derecho universal. Sin embargo, no todos son propietarios. El sistema inmobiliario está hecho a la medida de los intermediarios, que son los más beneficiados con un mercado que desprotege a quienes no tienen un techo bajo el cual vivir.

 

“La situación del inquilino es lamentable. La vivienda es una necesidad básica para cualquier persona que vive en la Tierra, pero prima la noción de la propiedad como lucro”. Los inmobiliarios no piensan lo mismo. Para algunas agencias inmobiliarias, “no hay abuso por parte de los intermediarios ni propietarios que, con sacrificio, pudieron llegar a lo poquito que tienen. Si hay profesionales abusivos, los inquilinos deben hacer la denuncia y seguir buscando”.
Según datos del censo 2010, en nuestro país existen 1.960.676 hogares que alquilan y se registró un aumento del hacinamiento. Este dato refleja el problema de los inquilinos para reunir los requisitos económicos y burocráticos necesarios para poder mudarse.
Ricardo, que por razones especiales no quiere que su apellido sea dado a conocer,  lleva más de 37 años de trabajo dentro del mercado inmobiliario y es el director de una consultora  Inmobiliaria, que asesora a consumidores del mercado de viviendas. A lo largo de su carrera vivió cinco devaluaciones y no titubea cuando dice que los inquilinos se encuentran sometidos a un “pungueo inmobiliario”. El mercado de alquileres con intermediarios “no conoce de límites éticos ni morales” y el “pungueo” interfiere en todas los eslabones de la cadena del contrato.lleva más de 37 años de trabajo dentro del mercado inmobiliario y es el director de la consultora Transparencia Inmobiliaria, que asesora a consumidores del mercado de viviendas. A lo largo de su carrera vivió cinco devaluaciones y no titubea cuando dice que los inquilinos se encuentran sometidos a un “pungueo inmobiliario”. El mercado de alquileres con intermediarios “no conoce de límites éticos ni morales” y el “pungueo” interfiere en todas los eslabones de la cadena del contrato.
El drama de entrar

Para alquilar un departamento de una habitación en el centro se necesitan, por mes, cerca de $28.500. Pero primero y para firmar el contrato de alquiler se requieren cinco veces esa suma: dos meses de depósito, dos meses de comisión –para la inmobiliaria- y el mes entrante. Más recibos de sueldo. Más garantías en Capital. Más el pago de los gastos administrativos. Más el informe para la averiguación de la garantía.
La avivada de la renovación

Una vez que el inquilino superó las trabas del ingreso, respira en paz. Durante dos años podrá disfrutar de ese inmueble que es por el tiempo estipulado, su casa. Pero esos 730 días de calma –si no tiene inconvenientes con el funcionamiento de los servicios, humedad, goteras, instalaciones- serán el tiempo de gracia hasta una nueva instancia donde otra vez será víctima del pungueo inmobiliario: la renovación del contrato.
Según informó Roberto Arébalo, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina, el costo que se le debe cobrar al inquilino para la renovación del contrato no debe superar el medio mes de alquiler.

Una recomendación útil al momento de la renovación es plantear con tiempo la intención de seguir en la propiedad. Así, el inquilino podrá negociar mejor el precio del alquiler y no se verá corrido por la necesidad de encontrar un techo.

Otra situación frecuente es la de las dificultades económicas cuando culmina el último mes del contrato y los inquilinos reciben propuestas que no pueden afrontar (del orden del 40 al 70% de aumento con ajustes semestrales del 18%).

"Generalmente los propietarios y las inmobiliarias informan el precio de la renovación a último momento, lo que genera una angustia en los inquilinos que no esperan un aumento tan drástico y se dan cuenta -de un momento para el siguiente- que tienen que salir a buscar un lugar donde vivir"

 

Los inquilinos asegura que sólo el 34,2% de quienes viven de alquiler lo hacen “porque es la mejor opción para su estilo de vida”. Mientras, el 59,5% vive de alquiler en contra de sus deseos. De estos, el 48,8%, porque no tiene capacidad económica para adquirir una vivienda en propiedad y el 10,7%, porque pese a asegurar que tiene esa capacidad financiera, ningún banco le concede una hipoteca.

De ello se refleja que cambiar la propiedad por el alquiler no significa recorrer un camino de rosas. Para el 63,8% de los encuestados acceder a su vivienda de alquiler fue un proceso difícil o muy difícil. Mientras que sólo un 36,1% asegura que fue fácil encontrar su vivienda de alquiler.

El 60% vive de alquiler en contra de sus deseos y sólo un 32,6% considera bueno el estado de su vivienda

Por zonas geográficas, los inquilinos tambien sufren de alquileres excesivos, ya que vivir donde se desea, el valor del alquiler y las expensas son los que más dificultad le presenta a la hora de decidir y, confiesan haber tenido que modificar sus expectativas. Encontrar un inmueble con el precio adecuado y las condiciones correctas  es la ecuación más difícil de resolver.

Aquello de que el alquiler era la opción habitacional más barata va quedando desfasado, en la medida en que, como constatan las estadísticas de Banco de la Repúbllica Argentina, los precios se han incrementado más de un 50% en los últimos cinco años. En las grandes ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Salta, el alquiler medio ronda los $ 20.000 en el caso de tres dormitorios en un barrio,  suma que no pueden competir con las cuotas de cualquier hipoteca media.


Por supuesto, vivir de alquiler tiene ventajas que no son desdeñables. Según señala el 45,6% de los encuestados por FM Fleming, esta opción otorga mucha mayor libertad para elegir el lugar en el que vivir y también está muy bien valorado no depender de una hipoteca.

Pero esa libertad tiene en muchos casos un alto precio. El 51,8% de los inquilinos considera que debe hacer frente a condiciones abusivas por parte de sus propietarios, ya sea porque les requieren demasiados meses de renta por adelantado, por exceso de avales, etcétera.

Otro de los inconvenientes de ser inquilino es la relación con el dueño del inmueble. Un 34% asegura haber tenido conflictos con su propietario. No hacerse cargo de una reparación (48%), retener el depósito sin motivo (25%) y pedir “pagos en negro” (20%) y no otorgar recibos de ley en el caso que el inquilino pueda declararlo en el impuesto a las ganancias; son algunas de las desavenencias más comunes entre inquilinos y propietarios salteños.

Pero incluso sin conflictos directos los reproches están presentes. El 67,4% de los inquilinos considera que sus viviendas están “descuidadas” y se podría mejorar el mantenimiento, aunque sólo un 11,8% califica la condición de su casa como “mala” y el 32,6%, asegura que es buena o muy buena. Eso sí, sólo en casos muy contados, apenas 1 de cada 10, el conflicto ha traspasado la relación bilateral y ha terminado en un procedimiento de mediación o arbitraje.



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