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ECONOMIA

28 de abril de 2020

Las marcas de moda podría sufrir los cambios que impone la crisis

Los más afectados serán aquellos con grandes redes de tiendas, altos costes fijos y poca o ninguna presencia online. Foto: Archivo

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

Tiendas cerradas, facturaciones casi reducidas a cero, acumulación de stock… Afectadas por la crisis sanitaria, las marcas de moda, y especialmente las de fast fashion, podrían tener que cambiar de modelo.

A mediados de marzo, el gigante textil español Inditex (Zara), cuyas casi 7500 tiendas en todo el mundo fueron cerradas, anunció que “el Covid-19 tuvo un impacto muy significativo” en sus ventas en el primer trimestre de 2020.

La situación no fue mucho mejor para su contraparte sueca H&M, cuyas ventas cayeron un 46 % en marzo debido al cierre del 70 % de las aproximadamente 5000 tiendas de la marca en todo el mundo.

En cuanto a la japonesa Fast Retailing (Uniqlo), espera una disminución del 8,8 % en sus ventas mundiales durante el ejercicio actual.

En Francia, ha llegado el momento de las decisiones judiciales, el virus ha acelerado el declive de las marcas emblemáticas: el fabricante de calzado André se ha declarado en quiebra y La Halle (ropa y calzado), que tiene 860 tiendas, está en procedimiento de salvaguardia.

Para algunos observadores en el sector, el hecho de no tener dinero nuevo, aunque a priori es limitada en el tiempo, corre el riesgo de tener consecuencias significativas a medio o largo plazo.

“La mayoría de los distribuidores no alimentarios saldrán de la crisis con bases financieras más débiles” y algunos “tal vez no puedan restablecer sus niveles pre-coronavirus por un tiempo, si es que lo hacen”, dijo Guillaume Léglise, vicepresidente de la agencia de calificación financiera Moody’s, en una nota a los inversores publicada el lunes.

“Aunque la mayoría de los distribuidores tienen suficiente liquidez para soportar una breve interrupción de la actividad, existe incertidumbre en cuanto a la duración de las restricciones y la capacidad de las empresas de preservar este efectivo si el cierre de los comercios se prolonga”, agregó la agencia de calificación financiera, para la cual los “más afectados” serán aquellos con “grandes redes de tiendas, altos costes fijos y poca o ninguna presencia online”.

Tiendas cerradas, facturaciones casi reducidas a cero, acumulación de stock… Afectadas por la crisis sanitaria, las marcas de moda, y especialmente las de fast fashion, podrían tener que cambiar de modelo.

A mediados de marzo, el gigante textil español Inditex (Zara), cuyas casi 7500 tiendas en todo el mundo fueron cerradas, anunció que “el Covid-19 tuvo un impacto muy significativo” en sus ventas en el primer trimestre de 2020.

La situación no fue mucho mejor para su contraparte sueca H&M, cuyas ventas cayeron un 46 % en marzo debido al cierre del 70 % de las aproximadamente 5000 tiendas de la marca en todo el mundo.

En cuanto a la japonesa Fast Retailing (Uniqlo), espera una disminución del 8,8 % en sus ventas mundiales durante el ejercicio actual.

En Francia, ha llegado el momento de las decisiones judiciales, el virus ha acelerado el declive de las marcas emblemáticas: el fabricante de calzado André se ha declarado en quiebra y La Halle (ropa y calzado), que tiene 860 tiendas, está en procedimiento de salvaguardia.

Para algunos observadores en el sector, el hecho de no tener dinero nuevo, aunque a priori es limitada en el tiempo, corre el riesgo de tener consecuencias significativas a medio o largo plazo.

“La mayoría de los distribuidores no alimentarios saldrán de la crisis con bases financieras más débiles” y algunos “tal vez no puedan restablecer sus niveles pre-coronavirus por un tiempo, si es que lo hacen”, dijo Guillaume Léglise, vicepresidente de la agencia de calificación financiera Moody’s, en una nota a los inversores publicada el lunes.

“Aunque la mayoría de los distribuidores tienen suficiente liquidez para soportar una breve interrupción de la actividad, existe incertidumbre en cuanto a la duración de las restricciones y la capacidad de las empresas de preservar este efectivo si el cierre de los comercios se prolonga”, agregó la agencia de calificación financiera, para la cual los “más afectados” serán aquellos con “grandes redes de tiendas, altos costes fijos y poca o ninguna presencia online”.

Aunque Europa está a punto de saber cuándo volverán a abrir sus tiendas, en otras partes del mundo surgen problemas más dramáticos. Por ejemplo, en Bangladesh, uno de los centros mundiales para la producción de ropa, cientos de miles de trabajadores se encuentran sin empleo de la noche a la mañana, tras la cancelación por parte de estas grandes marcas de miles de millones de dólares en pedidos.

La dirección de Inditex, que produce el 40 % de su ropa en Asia, informó que mantuvo “sus compromisos de pago acordados con todos sus proveedores, respetando todos los pedidos realizados y aquellos que hubo durante la fabricación”.

En H&M, afirman que se han tomado “varias medidas” tras la disminución global de la demanda de ropa, por ejemplo en “compras, inversiones, alquileres y personal, entre otros” y que potencialmente afectará a “decenas de millares de empleados”.

Esto es porque se trata de un cambio global, aseguró Céline Choain, especialista en el sector de la moda y la distribución dentro de la firma Kea & Partners. Según esta especialista, se espera que los volúmenes de producción se reduzcan, debido al flujo de mercancías “desplazado” en el tiempo, los libros de pedidos para la temporada de invierno “reducidos” y los pedidos proyectados para 2021 «restringidos” debido a retrasos en los compromisos.

Luego dijo que “tendremos que trabajar en su suministro de la manera más flexible posible, mezclando circuitos a corto y largo plazo, independientemente del nivel de rango”, aseguró Choain. Según ella, todo el desafío será “variabilizar los costes, lo cual es muy importante en una industria de costes fijos: salarios, alquileres, pedidos”.

Así, se prevé un “cambio de modelo” económico que forma parte de dos tendencias principales, subraya el experto: un “consumo textil restringido o de apoyo” y una “pérdida real de poder adquisitivo con una recesión ahora oficial”.

Incluso si a muchas marcas posicionadas en la “creación de emoción y significado” les irá mejor que a otras, otras serán tragadas por los competidores, puntualizó.



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