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EDUCACION

29 de septiembre de 2020

Dudan si las clases presenciales regresen en el año 2021

El ciclo lectivo 2021 deberá desarrollarse sin vacuna.

Por: Por:Redacciòn FM Fleming"Magazine" con información de Agencia Télam

El Gobierno y representantes sindicales coinciden en que “no están dadas las condiciones epidemiológicas” para el regreso a las aulas.

El coronavirus no se irá y esa condición epidemiológica, en virtud de la política sanitaria impulsada hasta el momento, no promete ser muy diferente. Por ahora nadie habla sobre qué ocurrirá en 2021. 

Hasta que los chicos no vuelvan a la escuela (con protocolos, en grupos, por días, en una burbuja, de alguna forma) la educación seguirá a la deriva y la contención de los alumnos más vulnerables, postergada. Y nada parece indicar que la situación sanitaria vaya a ser mejor en marzo de 2021 de lo que es ahora. La Ciudad ha pasado ya el pico de la curva y los contagios están en baja. La Provincia está a punto de alcanzar esa instancia. Pero en la medida que aumente la circulación de personas es probable que haya rebrotes los contagios vuelvan a subir.

¿Qué diferencia habrá entre marzo de 2021 y octubre de 2020?

La vacuna, si se obtiene antes de fin de año y con suerte está disponible en Argentina en abril del año próximo, será destinada en una primera instancia a los trabajadores esenciales y a los grupos de riesgo. Alumnos y docentes no serán vacunados. Se prevé que eso recién podría ser una realidad hacia fines del año próximo. Es decir, el ciclo lectivo 2021 deberá desarrollarse sin vacuna.

¿Cuál es la alternativa para que ante la falta de inmunidad colectiva se pueda mantener a raya los contagios? Los testeos. Como ya ha coincidido la mayoría de los expertos del país, en la Argentina si falta algo son testeos. Esa advertencia es, en cambio, una tímida minoría dentro del comité de infectólogos que asesora al presidente Alberto Fernández. Y pese a las reiteradas alertas que han hecho ya especialistas independientes sobre el tema, las respuestas oficiales se demoran.

Este lunes por la noche hubo reunión del comité de expertos con Alberto Fernández. Participaron, además, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro de Salud, Ginés González García; la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti; los asesores presidenciales Alejandro Grimson y Cecilia Nicolini: y una parte del comité: el sociólogo Gabriel Kessler, los infectólogos Pedro Cahn, Javier Fariña y Tomás Orduna, el psiquiatra Santiago Levin y la psicóloga Alicia Stolkiner.


Uno de los pocos de ese grupo que en reiteradas ocasiones levantó la voz sobre la escasez de testeos, el infectólogo Eduardo López, no fue de la partida. Al parecer, era necesario mantener el distanciamiento social en el Salón Eva Perón de la Casa Rosada. Y todos alrededor de la mesa no entraban.

En la reunión "se evaluaron las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia y las acciones en desarrollo y a adoptar en el ámbito nacional y en los distintos distritos donde se ha registrado un crecimiento del número de casos, especialmente en el interior del país". No hubo detalles sobre la necesidad de aumentar los testeos ni sobre el tema educativo, un reclamo que se vuelve cada vez más intenso entre las familias argentinas.

Cuando se observa las curvas de los países que lograron contener la pandemia, la clave ha sido testear y testear. En la Argentina los recursos destinados a este rubro han sido débiles. Incluso si se mira la Ciudad de Buenos Aires, el distrito que más testea, la situación también es preocupante: a pesar de que la cantidad de casos baja, el nivel de positividad sigue siendo casi del 40 por ciento. El promedio nacional es aún más alto, del 50 por ciento.

Se trata de un índice muy elevado para los estándares internacionales. Si la positividad es tanta, se intuye que hay muchos casos de Covid que no se están pudiendo “atajar” a tiempo para ser aislados, por lo que la carrera contra el coronavirus se da siempre “desde atrás”. Un dato: Argentina testea cada día al 0,04 por ciento de su población. Es decir, no se busca a los asintomáticos positivos que, como a esta altura todo el mundo sabe, conforman el “secreto” para domar la peste.

Desde que comenzó la pandemia en el país, se ha hecho poco más de 1,9 millón de testeos. Esto, suponiendo que a cada test le corresponda un habitante (se sabe que no porque a muchos pacientes les hicieron más de un PCR), representaría apenas el 4,3 por ciento de la población testeada. La proporción real es bastante menor.

¿Por qué no se testea más? ¿Faltan tests? Algunos expertos creen que el problema no es tanto ése como la logística que se necesita para armar una verdadera red de testeo, con suficiente cantidad de personal capacitado para hacerlo y laboratorios que arrojen los resultados en tiempo y forma.

Una luz de esperanza se abre ahora. La semana pasada el Gobierno anunció los tests de antígenos, que permitirán obtener resultados en 15 o 20 minutos. La ventaja, además, es que no requieren de un equipamiento especial, tanto para el procesamiento de las muestras como para la evaluación y lectura de los resultados. En una primera etapa se anunció la compra de 500 mil tests. No parece una cifra relevante: representa el 1,1 por ciento de la población argentina.

Con estos testeos no es necesario derivar las muestras a uno de los laboratorios de las distintas jurisdicciones del país y el proceso completo (hisopado y análisis) se puede hacer en un consultorio o arriba de un camión del Plan Detectar. No es exagerado afirmar que el 2021 de la Argentina en general, y de las escuelas en particular, dependerá casi exclusivamente de la masividad que demuestren estos operativos.



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