ECONOMIA
23 de marzo de 2015
Aerogeneradores que flotan en el cielo
Desde el año pasado el prototipo de cuatro egresados del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) se hizo realidad y en la actualidad se testea su eficiencia en Alaska.
Se trata del BAT (por las siglas en inglés de Buoyant Airborne Turbine), un aerogenerador flotante que busca aprovechar las corrientes aéreas de altitud.
La propuesta, que aseguran sus desarrolladores no quiere competir con las turbinas eólicas tradicionales, apuesta a proveer de energía barata y limpia a lugares de difícil acceso o con vientos en tierra débiles.
El proyecto fue patentado por el ingeniero Benn Glass, gerente de Altaeros Energies, y se trata de una de las iniciativas más novedosas en la generación de energía eólica. La estructura, íntegramente realizada en materiales blandos, soporta el helio y la convierte en una especie de zepelín dotado de una turbina generadora.
De acuerdo con las especificaciones de las pruebas preliminares, el BAT lograría hasta 600 metros de altura. Una torre eólica tradicional puede llegar a conseguir unos 150 metros de altura y su poder de captar el viento se basa en hélices de hasta 80 metros de largo.
Según declaró Glass en medios internacionales, la propuesta se basa en el hecho de que a mucha más altura las corrientes de viento adquieren una mayor densidad de potencia. La ecuación indica que la potencialidad de mejorar los rendimientos conseguidos en la tierra se extiende entre cinco a ocho veces más.
Sin embargo los desarrolladores destacan desde su sitio web que uno de los principales beneficios del BAT es la reducción de costos. Puntualmente se trata del segundo mayor costo para la energía eólica: el de instalación y transporte. De acuerdo con el prospecto del proyecto, se logra reducir hasta en un 90% ya que se transporta en dos contenedores y no requiere de una torre, grúa o plataforma de cemento.
Además, la versatilidad del equipo permite llegar a geografías realmente hostiles y sin infraestructura previa. Aparece como una opción interesante para obras o proyectos en terrenos hostiles, ya que también ofrece otros servicios remotos como comunicación adicional, vigilancia y tecnología sensorial. El aerogenerador suspendido además ofrece una línea de visión de más de 60 kilómetros en cualquier dirección.
Los desarrolladores del BAT aseguran que el valor del kilovatio hora (kV/h), bajo este mecanismo, puede costar 30 centavos de dólar (cerca de 2,60 pesos). Este costo, en el mercado norteamericano es prácticamente tres veces menos de lo que vale la misma energía producida por un generador alimentados con diésel.
La iniciativa se inició a través del respaldo de una fundación (Fundación Nacional de Ciencias, NSF) que aportó 900.000 dólares y ahora se traduce en una empresa con un capital de siete millones de dólares.
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