3 de agosto de 2015
Año electoral: Cinco inversiones que prometen
Con los candidatos luchando por el sillón presidencial, quienes guardan ahorros y buscan oportunidades tienen lugares concretos para apostar su capital.
Un año electoral, con cambio de ciclo político incluido, es un momento muy difícil para cualquier inversor.
El gobierno que se retira hace todos los esfuerzos para aparentar una excelente gestión y los que quieren sucederlo pintan un escenario más dramático. Ambos confunden. Lo cierto es que el próximo presidente recibirá un país con una economía que necesita muchas correcciones, pero lejos estará de heredar una profunda crisis.
Quedaron para los libros de Historia el crecimiento a tasas chinas, los superávits gemelos, la baja inflación y la alta inversión del período 2003-2007, pero tampoco se está en el peor de los mundos.
Aunque, quien asuma en octubre, tendrá muchos desafíos: desde enfrentar una caída de los precios de las materias primas hasta unificar los tipos de cambio o liberarlos –porque el atraso cambiario está devastando sectores de la economía que dejaron de ser competitivos–, pasando por terminar con las restricciones que complican la inversión, arreglar con los fondos buitre para que el país vuelva a los mercados de deuda y pueda financiarse a tasas más bajas, bajar la inflación y el déficit fiscal e incrementar las reservas.
No es poca cosa: las herencias recibidas por los expresidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde o Néstor Kirchner no tienen comparación con la que tendrá que gestionar el próximo mandatario.
Y, salvo pequeños matices, todos los candidatos tienen el mismo diagnóstico sobre lo que hay que hacer para resolver las inconsistencias de la economía nacional. Según los posibles escenarios, he aquí cinco inversiones que prometen. Porque, como en una partida de ajedrez, no sólo hay que saber qué pieza mover, sino también anticiparse a todas las posibles jugadas del mercado... 1º Para invertir hay que anticiparse y comprar cuando nadie compra.
O, mejor dicho, cuando está barato. La Bolsa es un excelente indicador que se anticipa a los cambios. Si el próximo gobierno arregla con los fondos buitre, la Bolsa va a subir y subir. Un dato clave es que, medidas en moneda extranjera, las acciones argentinas cotizan al 10 por ciento del valor de sus comparables de la región. Esto demuestra una gran oportunidad de inversión a mediano plazo. Hay muchos momentos históricos que se pueden repetir: durante el período 1997-2002 el Merval pasó de u$s 850 a menos de u$s 100, representando una gran oportunidad de compra en la Bolsa..
Salvando las distancias –porque no es comparable ese período con el actual–, hoy también se está frente a una buena chance. Hubo dos ocasiones en las cuales el Merval alcanzó valores soñados: entre 1976 y 1980 el índice general subió 3.200 % en dólares; y en 1991, durante la presidencia de Carlos Menem, la Bolsa comenzó cotizando en 120 puntos y cerró el año en 900, esto es, una ganancia en dólares de 650 % en sólo dos años. Cuando asumió Kirchner, el Merval pasó de u$s 235 a u$s 700 en cuatro años, una ganancia de casi 50 % anual en esa moneda. ¿Qué garantiza que los sucesos del pasado vuelvan a repetirse? Obviamente, cualquier decisión de inversión en acciones conlleva riesgos pero, con un plazo de 1 ó 2 años, no habría que dudar.
Cada inversor sabrá cuánto dinero poner en riesgo. Pero empresas de los sectores energéticos, bancarios y, en un segundo escalón, el siderúrgico son las que considero con mayor recorrido para una primera etapa. T
ambién se pueden elegir los fondos comunes de inversión que tengan dentro de su cartera una composición importante de estos activos. La renta variable (acciones) es, sin duda, una de las inversiones que más prometen. 2º La próxima administración deberá tomar una decisión sobre el tipo de cambio. Puede decidir una convergencia entre el oficial y el paralelo (por ejemplo, llevarlo a $ 11) o directamente liberarlo hasta alcanzar el valor que necesite la economía. En ambos casos, la mejor opción es invertir en bonos ajustados por la evolución del dólar oficial, denominados dollar linked (Bonad 2016, Bonad 2018).
Es uno de los pocos instrumentos que permiten invertir en un activo barato como es el dólar oficial. También se puede optar por hacerlo vía fondos comunes. 3º En caso de que quien asuma en octubre no llegue a un acuerdo con los holdouts –o se demore– y que el escenario se parezca mucho al actual, convendrá posicionarse en bonos dolarizados (Boden 2015, Bonar X) con rendimientos de entre 8 % y 8,50 % en dólares. 4º En caso de producirse una convergencia o liberación del tipo de cambio y acuerdo con los fondos buitre, además de las acciones y los bonos dollar linked convendrá sumar a la cartera algunos bonos en dólares de largo plazo, como Discount Ley Argentina (rinde casi 9 %) y Par Ley Argentina (aproximadamente 8 %). Claramente, un acuerdo con los buitres brindará una fiesta financiera en varios activos. 5º Hay un instrumento de inversión que puede resultar uno de los más favorecidos en caso de que la economía argentina no sólo repunte sino que, además, resuelva todas sus inconsistencias. Los cupones atados al crecimiento del PBI pueden generar rendimientos en dólares superiores al 50 % anual, siempre y cuando el PBI vuelva a crecer por encima del 3 % (tanto la versión en pesos –TVPP– como en dólares –TVPA– y hasta la de euros). La gran apuesta para este instrumento está relacionada, además de al fin del conflicto de la reestructuración de la deuda con los holdouts, a la expectativa de gran cantidad de ingreso de capitales que permitirán un incremento de la productividad, habilitando el pago del cupón.
Debido a la inflación en Argentina, miles de ciudadanos tienen que buscar la mejor forma de protegerse y no perder poder adquisitivo. Para eso, optan por comprar dólares, ya sea el dólar ahorro, el dólar blue o el dólar contado con liquidación.
Hay otros que prefieren el plazo fijo, pero esta opción lo único que hace es que su dinero se diluya a medida que avanza la inflación. Por eso, en vez de “dejarlo sentado” en su caja de ahorros, elija invertirlos en las acciones con altos dividendos.
Si lo hace, logrará que su participación aumente de forma constante, sin hacer absolutamente nada. Lo que ocurre con las empresas que ofrecen este beneficio es que las mismas generan una determinada cantidad de dinero en efectivo a partir de sus operaciones. Una cantidad mayor de lo que necesitan para hacer crecer su negocio.
A veces, las firmas desembolsan ese capital a sus accionistas, el cual puede ser entregado de forma trimestral, semestral o anual en la mayoría de los casos. Para los inversores, es como recibir un mensaje de forma periódica que dice: “Gracias por confiar en nosotros”.
Ahora, es importante explicar que al hablar de las acciones con altos dividendos, nos referimos a papeles que tienen un yield o rendimiento alto. De acuerdo con Tyler Crowe, del sitio web The Motley Fool, el rendimiento por dividendo (dividend yield) promedio del índice S&P 500 está alrededor de 1,9% en la actualidad.
En ese sentido, una empresa con un dividend yield debería estar por encima de 3,5%. Esto no quiere decir que todas las compañías que estén por encima de esa cifra vayan a ser opciones seguras para lograr excelentes ganancias.
Para las personas que están acercándose a su jubilación, es vital que las opciones de inversión no requieran un alto riesgo, ya que perder dinero en ese momento de la vida no es nada recomendable.Por eso, este tipo de acciones puede ser la respuesta, especialmente aquellas que provienen de empresas blue chip o de alta capitalización.
Fuente:Agencias de Economía y Mercado
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