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15 de octubre de 2015

Clinton ganó el debate, pero Bernie se consolidó como el gran retador

Hillary sacó ventaja en el debate demócrata, pero el veterano Sanders ganó posiciones.

Después de semanas de predicciones este martes la CNN reunió a los cinco candidatos demócratas que la Convención del partido consideró más importantes.


Casi hasta el último minuto la cadena de noticias tuvo la esperanza de que el vicepresidente Joe Biden hiciera un acto de aparición espontánea en Las Vegas y anunciara que había decidido competir. Incluso, los productores llevaron un atril extra en caso de que Biden anunciara su presencia. Esto no ocurrió, aunque aún no se descarta que el vicepresidente de Barack Obama se una a la contienda más adelante.

Los contendientes invitados a debatir fueron encabezados por la ex secretaria de Estado y también aspirante a la presidencia en 2008, Hillary Rodham Clinton, y el senador Bernie Sanders, identificado como el candidato más a la izquierda de la contienda y cercano al sector más progresista y juvenil de los demócratas.

Los otros tres candidatos fueron Martin O’Malley, ex alcalde de Baltimore que en el pasado ha cuestionado a Sanders por no tener una postura tan dura contra la permisiva política armamentista de Estados Unidos. O’Malley –según la creencia de algunos especialistas, que pareció confirmada por su comportamiento durante el debate- parece más interesado en convertirse en el vicepresidente de Clinton que en contenderle la nominación presidencial.

Otro participante, el que menos lució, fue el ex senador de Virginia, Jim Webb. Un ex marine y ex funcionario de la administración Reagan, Webb podría ser calificado como un DINO (Democrat in Name Only/Demócrata Sólo en Nombre) por su perfil conservador que estaría más a lugar en el Partido Republicano.

Por último, el ex gobernador de Rhode Island, Lincoln Chaffee, quien pasó antes por el Partido Republicano cuando fue senador por su estado y ganó la gubernatura como independiente.

 

A diferencia de lo ocurrido durante los debates republicanos, los tres contendientes menos populares no sorprendieron a nadie y es improbable que hayan ganado algún voto. Si bien los comentarios finales de O’Malley han sido aplaudidos por la prensa, el ex alcalde parecía más interesado en alabar a su partido y a sus compañeros que en fortalecer su candidatura.

 

Básicamente, más que un debate se trató de una conversación civilizada entre compañeros. Esto puede ser positivo para lo demócratas si tomamos en cuenta el espectáculo que han sido los debates republicanos, donde los ataques son comunes. Las confrontaciones más fuertes no fueron entre candidatos, sino con el moderador Anderson Cooper, quien hizo preguntas y cuestionamientos duros a los aspirantes.

 

A diferencia de lo ocurrido en el debate republicano, los tres contendientes menos populares, no sorprendieron a nadie y es improbable que hayan ganado algún voto

Si algo ha caracterizado a los precandidatos demócratas este ciclo es que todos están de acuerdo en prácticamente todos los temas. Inmigración, armas, salud pública, a diferencia de lo que sucede en el ring conservador, los demócratas están alineados tanto en sus posturas como con el liderazgo del presidente Obama.

 

La primera en ser interrogada por Cooper fue Clinton, a quien el periodista le cuestionó la aparente falta de solidez en sus posturas. “Muchos políticos tienen posturas que evolucionan”, dijo Cooper, “pero incluso algunos demócratas creen que usted cambia de posición con base en conveniencia política”.

 

Cooper continuó cuestionando a la ex Secretaria: “Estuvo en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. Ahora está a favor. Defendió la política migratoria del presidente Obama. Ahora dice que es demasiado dura. Defendió su acuerdo de comercio (TPP) una docena de veces, incluso llamándolo el ‘estándar dorado’, y ahora de pronto la semana pasada dice que está en contra”. Cooper sentenció: “¿Diría cualquier cosa para ser electa?”.

 

Más allá de la validez de las preguntas de Cooper, lo que sorprendió a muchos fue la agilidad de Clinton y la forma en que enfrentó las acusaciones del moderador. Después de un estira y afloja con Cooper en el que Clinton intentó justificar sus posturas, el periodista finalmente le preguntó: “Sólo para que quede asentado, ¿es usted una progresista o una moderada?”

 

Sin titubear la Secretaria respondió: “Soy una progresista. Pero soy una progresista a la que le gusta concretar cosas”. La multitud la interrumpió con aplausos. “Sé cómo encontrar puntos en común y sé cómo defender mis posturas, y lo he probado en todas los puestos que he ocupado, incluso cuando he tenido que tratar con los republicanos”.

Sanders y el "escándalo" de los mails

 

El meneado tema de los mails de Hillary -fogoneado por cadenas conservadoras como Fox- también fue parte del debate. Hace casi un año se reveló que Clinton utilizó una cuenta privada de correo electrónico para temas oficiales de la Secretaría de Estado, administrada por un servidor particular al cual nadie tenía acceso. Una investigación ha estado abierta desde entonces, Clinton tuvo que entregar más de 50 mil correos electrónicos y pronto va a testificar ante el Congreso de los Estados Unidos.

 

Cooper le recordó que desde el inicio de la crisis ha tratado de desestimar el asunto, bromeando o calificando como un error: “¿Qué dice esto de su habilidad para manejar crisis más serias cuando sea presidente?”.

 

Clinton defendió su manejo de la situación y recordó que lo que hizo había sido autorizado por el Departamento de Estado, y aún así, dijo, “reconocí que fue un error”, y reiteró que va a testificar ante el Congreso, y en uno de sus momentos más lúcidos del debate, remató:

 

“Pero tomemos un minuto para señalar que este Comité (ante el cual va a testificar) es básicamente un brazo del Comité Nacional del Partido Republicano. Es un vehículo partidista, y así lo ha reconocido el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, el señor McCarthy, diseñado para hacer caer mis encuestas de aprobación. Qué sorpresa”, remató irónica. Entre aplausos, Clinton continuó: “Y sigo de pie. Estoy feliz de formar parte de este debate y mi intención es seguir hablando de los temas que importan al pueblo americano”.

 

Cuando Clinton concluía el punto, explicando que sí iba a hablar del tema frente a la Cámara pero que esa noche prefería hablar de las necesidades del pueblo americano, Sanders tomó la palabra e inició un intercambio que tanto la gente de Clinton como la de Sanders señalan como el momento en que sus candidatos ganaron el debate.

Hillary agradece a Sanders su defensa en el "caso" de los emails.

“Permíteme decir esto”, le dijo Sanders a Cooper, “algo que quizá no sea muy buena política, pero creo que la Secretaria tiene razón, y es que el pueblo americano está harto de escuchar sobre tus malditos e-mails”, sentenció por encima de la ovación de los presentes.

 

“Gracias”, respondió Clinton estrechando su mano, “gracias Bernie”.

 

“Y permíteme decir algo acerca de los medios también. Yo viajo por el país, hablo con muchas personas”, dijo Sanders, “y la clase media en este país está colapsando. Tenemos 27 millones de personas viviendo en pobreza, tenemos inequidad y riqueza masiva”. Sanders concluyó: "Suficiente de los emails. Hablemos de los verdaderos problemas a los que se enfrenta América”.

 

La clase media está colapsando, tenemos 27 millones de pobres y riqueza masiva. Suficiente de los emails, hablemos de los problemas que enfrenta América, afirmó Sanders

Más adelante Anderson Cooper le preguntó a Sanders cómo lograría ganar considerando que –de acuerdo a una encuesta reciente- “la mitad del país no pondría a un socialista en la Casa Blanca”. En muchas partes de los Estado Unidos “socialista” es sinónimo de “comunista”, el histórico enemigo de los norteamericanos.

 

“Bueno, vamos a ganar porque primero” respondió el Senador, “vamos a explicar qué es un demócrata socialista. De lo que se trata en socialismo demócrata es de decir que es inmoral e incorrecto que el 1 por ciento en este país sea dueño de casi el 90 por ciento (de la riqueza). Eso está mal”, sentenció.

 

Sanders explicó que su versión de socialismo democrático implicaba servicios de salud para todos, días de maternidad y por enfermedad pagados, “como cualquier otro país en la Tierra. Esos son algunos de los principios en los que creo y creo que debemos mirar a países como Dinamarca, como Suecia y como Noruega, y aprender de lo que han logrado para sus clases trabajadoras”, finalizó.

 

Cooper, un veterano de la televisión y la prensa escrita, no lo dejó ir tan fácilmente. Primero lo confrontó con el tamaño de esos países y sus poblaciones, algunos más chicos que ciudades estadounidenses. “La cuestión aquí es elegibilidad, y es lo que estoy tratando de decir. El ataque republicano en su contra en una elección general, se escribe solo. Apoyó a los Sandinistas en Nicaragua. Pasó su luna de miel en la Unión Soviética. Y el fin de semana pasado usted dijo que no era un capitalista. ¿No le parece que el spot se escribe solo?”.

 

Sanders se defendió argumentando los enormes números que su campaña estaba atrayendo. Y es cierto. Cientos de miles se han congregado alrededor del mensaje de igualdad del Senador. “Los republicanos ganan cuando la gente no vota”, explicó, “y nosotros estamos emocionando multitudes por todo el país”.

 

“Entonces, ¿no se considera usted un capitalista, cierto?”, insistió Cooper.

 

“¿Está preguntando si me considero parte del proceso capitalista de casino a través del cual unos cuantos tienen tanto y la mayoría tiene tan poco y por el cual la codicia de Wall Street y sus excesos destruyeron esta economía? No, no lo soy. Creo en una sociedad en donde a todas las personas les va bien. No sólo a un puñado de billonarios”. El auditorio estalló en aplausos y vítores.

 El senador Bernie Sanders 

Sanders, aún con su sequedad y su aparente falta de pasión, conecta con su auditorio de una manera en que pocos políticos pueden. Es claro que cuenta con una credibilidad construida a lo largo de décadas de trabajo y de separarse de las decisiones del status quo con las que no ha estado de acuerdo.

 

Sin embargo, Sanders perdió una valiosa oportunidad de dejar en claro por qué sería la mejor opción presidencial para un país tan complejo como Estados Unidos. Muchos de sus seguidores más jóvenes se quejaron en los foros de la falta de preparación que Sanders llevó al debate. No en los temas ni en sus posturas, áreas donde el Senador no necesita preparación, sino en su mensaje y en la forma en que lo envía; y es que Sanders no parece muy preocupado con detalles como ser agradable o no pontificar demasiado en tribuna.

 

Sanders perdió una valiosa oportunidad de dejar en claro porqué es la mejor opción, sus seguidores se quejaron en las redes de su falta de preparación para el debate

Si bien esto último puede ser visto como una desventaja, especialmente si se le compara con alguien agradable y marketeable como Clinton, al final del día también podría trabajar a su favor. Si algo nos ha enseñado este último año es que la gente está harta del político diseñado en Washington, del peinado perfecto y la familia impecable. De los dientes blanqueados y el acento neutral. Del discurso fríamente calculado donde cada palabra fue considerada y medida en un focus group. Clinton e incluso el ex gobernador O’Malley mostraron incuestionable experiencia para debatir, pero sus respuestas se sentían menos naturales.

 

 

Sanders ofrece algo mucho más sustantivo y difícil de comprar: es genuino. Desde su forma de hablar, su acento neoyorquino de clase trabajadora; su apariencia ligeramente desaliñada, muy distante de los trajes perfectamente bien cortados que luce el presidente Obama. A lo largo del debate un polvo blanco –tal vez estuco- permaneció en el hombro del saco del senador. No pareció molestarle a nadie.

 

 

Cuando llegó la hora de hablar de uno de los temas más delicados durante las discusiones de los candidatos republicanos, entre los demócratas no hubo mayores aspavientos. Lejos de ser un tema de división, en el tema migratorio todos los precandidatos demócratas están de acuerdo –por lo menos en el discurso- en que los indocumentados merecen tener cobertura de salud pública. Incluso Webb, el más conservador del grupo, defendió los derechos de los indocumentados y recordó que su esposa fue inmigrante refugiada de Vietnam.

 

En este punto el ex gobernador O’Malley es quien sugiere la postura más progresista en términos de cobertura para indocumentados: “Tenemos que entender que nuestro país se hace más fuerte cada generación con la llegada de nuevos americanos inmigrantes. Por eso debemos tener una política de reforma inmigratoria comprensiva, por eso yo iría más allá de lo que ha hecho el presidente Obama”.

 Los precandidatos demócratas en el debate de la CNN. 

De acuerdo a la mayoría de los medios la indiscutible triunfadora fue Hillary Clinton, ya que logró demostrar que tiene tanto el conocimiento como la fuerza necesaria para llevar una candidatura presidencial exitosa. También envió un mensaje fuerte a los partidarios de una posible candidatura de Joe Biden: no será una carrera fácil.

 

Sin embargo algunas otras voces –como la cadena Al Jazeera- están sugiriendo a Sanders como el ganador. De hecho este jueves la campaña de Sanders informó que gracias a su triunfo en el debate el Senador había recibido en un solo día 1.5 millones de dólares para su campaña.

 

Lo cierto es que en los próximos meses es probable que los otros tres candidatos demócratas se retiren de la contienda. Si algo quedó claro que es se trata de una pelea de dos.



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