Ése es el dictamen del Informe Mundial sobre Estabilidad Financiera (GFSR, según sus siglas en inglés), publicado hoy por el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que señala que nada menos que el 25% de los bancos del mundo, con unos activos de 10,5 billones de euros (11,7 billones de dólares) están en una posición "débil". Europa y Japón son los mercados con mayores problemas, según el Fondo, que también extiende su pesimismo a las aseguradoras y los fondos de pensiones.

El GFSR no cree que estos problemas sean un peligro inmediato. Pero sí estima que no se pueden seguir aplazando. Máxime porque a ellos se suma el endurecimiento de la regulación tras la crisis, que reduce el margen de acción de las instituciones financieras. Con la práctica excepción de Estados Unidos, su pesimismo se extiende a todo el mundo, incluyendo a los mercados emergentes, que han visto a sus sistemas financieros dañados por la caída del precio de las materias primas y cada vez más expuestos a la financiación en dólares, y en particular a China, cuyos bancos siguen expandiendo sus carteras de créditos, mientras las autoridades no frenan el crecimiento de las instituciones no reguladas, es decir, el llamado "sistema financiero en la sombra". Pero la zona en la que se necesita "acción urgente y general" es Europa, donde los bancos siguen lastrados por créditos fallidos que no han sido saneados desde la crisis y por unas estructuras organizativas y de gestión que lastran su eficiencia. La advertencia del FMI llega justo una semana después de que el mayor banco alemán, Deutsche Bank, atravesara por una crisis en la que llegó a plantearse su rescate, y cuando el Gobierno italiano ha decidido que no va a llevar a cabo un rescate de sus bancos. Ya en junio, el FMI calificó a Deutsche Bank como "el mayor peligro para el sistema" financiero mundial.