Fiat Chrysler Automobile (FCA) abrió  la opción de retiros voluntarios en su fábrica de Ferreyra. Según fuentes oficiales, el objetivo es reducir el staff administrativo y comercial, pero desde ámbitos gremiales abren el paraguas ante la posibilidad de que el efecto sea mayor.

Fuentes de la terminal automotriz confirmaron los planes, pero aseguraron que se trata de una adecuación del plantel, hasta ahora de 2.200 personas, a las nuevas condiciones de mercado.

La idea sería desprenderse de no más de 50 empleados, principalmente, de las áreas administrativa, comercial y posventa.

Estas serían las áreas donde se registra el mayor excedente de personal, frente a la caída de ventas en el mercado interno. 
Desde la compañía aclararon que este plan no incluye a los operarios, que representa 95 por ciento del plantel de trabajadores en Ferreyra.

Si bien la propuesta está abierta a todos, se descarta el interés en el área productiva porque se trata de un plantel joven que, en el actual contexto recesivo, no tiene demasiadas opciones de empleo.

Sin embargo, desde el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) mostraron su preocupación ante la medida.

Daniel Miranda, integrante del gremio, sorprendió a varios diciendo que podrían perderse “entre 150 y 200” puestos de trabajo, frente a la previsión de un “amesetamiento” de la producción.

Desde el gremio aclararon que más allá de la cifra, el problema es la continuidad del programa de suspensiones, que se implementa, generalmente, los lunes y viernes de cada semana. Este régimen continuaría hasta mediados de diciembre, cuando comiencen las vacaciones.

Desde FCA aclararon que, por ahora, no está previsto adelantar en receso estival.

Estas medidas tienen un efecto multiplicador entre proveedores como Denso, Magna y Gestamp, que se ven obligados a implementar políticas similares.

Pronóstico fallido

Con la inversión de 500 millones de dólares para fabricar el modelo Cronos, FCA había preparado su planta de Ferreyra para un mercado automotor que pronosticaba ventas de un millón de vehículos sólo en Argentina.

Aunque el pronóstico resultó fallido, no era una quimera. La proyección de los primeros meses del año apuntaban a esa cifra.

Pero la devaluación, el aumento de la inflación y la recesión modificaron el mercado. El patentamiento en octubre cayó 38 por ciento interanual en el país y 34 por ciento en Córdoba, según la Asociación de Concesionarios Automotores (Acara).

Tampoco fue determinante Brasil, donde la elección de Jair Bolsonaro sembró algunas dudas. Las exportaciones en septiembre aumentaron 31 por ciento interanual, empujadas principalmente por el vecino país, pero no alcanzaron a compensar las bajas en el mercado interno.