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22 de noviembre de 2018

Cómo sacar a mi hijo de la timidez

La timidez solo es un problema cuando limita las potencialidades del pequeño y le hace sentir mal.Foto:Getty

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

La timidez solo es un problema cuando limita las potencialidades del pequeño y le hace sentir mal.

Grandes escritores han sido personas muy tímidas. ¿Sabías que Agatha Christie solía esconderse en un armario cuando era niña para huir de las visitas y que Jorge Luis Borges prefería que un amigo leyera sus discursos en público?.

Las personas tímidas perciben el mundo de una forma diferente y muestran una actividad cerebral más intensa ante ciertos estímulos. Estas personas son más sensibles y prestan más atención a los detalles, razón por la cual necesitan más tiempo para observar, reflexionar y tomar decisiones.

La timidez en la adolescencia, ¿cómo superarla? Sin embargo, la posibilidad de interactuar con los demás niños es fundamental para el desarrollo infantil. Durante los primeros años de vida, el pequeño construye su autoconcepto a través de la interacción con los otros. Además, se trata de una etapa sensible para el desarrollo de las habilidades sociales por lo que la timidez puede hacer que el niño pierda un tiempo precioso, que después será más difícil recuperar. De hecho, en algunos casos la timidez puede terminar desencadenando fobias sociales u otros trastornos psicológicos.

¿Qué es la timidez infantil?
La timidez implica cierto grado de introversión en los contextos sociales, una falta de asertividad y un comportamiento retraído. Los niños tímidos muestran un patrón de conducta caracterizado por un déficit en sus relaciones interpersonales y tienen la tendencia a escapar o evitar el contacto social.

No obstante, se debe aclarar que la timidez no es, necesariamente, un problema, depende de si se convierte en un impedimento para que el niño se relacione con los demás. La timidez solo es un problema cuando limita las potencialidades del pequeño y le hace sentir mal.

El niño tímido que sufre, en vez de disfrutar de las relaciones con sus coetáneos y con las demás personas, se siente incómodo en las situaciones sociales. Esa timidez le produce un sufrimiento a nivel emocional y le impide desarrollar las competencias sociales necesarias para insertarse adecuadamente en los diferentes grupos.

La timidez suele aparecer cuando el niño se encuentra ante situaciones nuevas o personas desconocidas. Lo usual es que el niño tímido se mantenga en silencio frente a extraños pero no tenga problemas para hablar cuando tiene confianza con las personas. A diferencia de los niños solitarios, que prefieren estar tranquilos y disfrutan de la soledad, los niños tímidos no se relacionan con los demás porque tienen miedo o sienten vergüenza.

Características de los niños tímidos
Problemas para relacionarse con sus coetáneos, al niño le cuesta iniciar y mantener una conversación, no suele tomar la iniciativa, sino que se muestra distante y reservado.
No participa en clase, no porque no tenga los conocimientos sino porque se avergüenza al tener que exponerlos delante de los demás.
Aislamiento y evitación de actividades que son normales para su edad, como los juegos a la hora del recreo o las competencias deportivas en la escuela.
Ansiedad anticipatoria ante las situaciones que le producen miedo, como tener que hablar en público, leer en voz alta, hacer recados o ir a la pizarra.
Síntomas psicofisiológicos que se activan cuando se expone a la situación temida, como sudoración de las manos, rubor, tartamudeo, nauseas y palpitaciones.
Descarga emocional, los niños tímidos suelen tener una escasa expresividad emocional, pero en algunas ocasiones se produce una descarga y lloran sin que exista un motivo, al menos aparentemente. Ese llanto suele ser una válvula de escape para liberar la tensión acumulada y los sentimientos reprimidos.
Causas de la timidez en los niños

Es prácticamente imposible hacer referencia a una única causa de la timidez infantil,ya que se trata de una condición que generalmente sienta sus bases en diferentes factores, desde aquellos de índole biológica hasta las peculiaridades sociales.

Genéticas: el temperamento está condicionado por factores genéticos y biológicos. De hecho, se ha podido apreciar que un 10-15% de los bebés que muestran lo que se conoce como “inhibición ante lo desconocido”, comienzan a comportarse de manera tímida a partir de los 21 meses de edad. Estos niños tienen un umbral de activación psicofisiológica muy bajo, por lo que reaccionan ante los estímulos nuevos ruborizándose y con palpitaciones. Este patrón de respuesta se puede consolidar a lo largo de la infancia, dando lugar a una timidez patológica. También se ha notado que mientras menos sociables son las madres, más tímidos suelen ser sus hijos.
Apego inseguro: el vínculo afectivo que crea el niño con sus padres es fundamental para su desarrollo psicológico. Cuando esos lazos no se establecen adecuadamente, ya sea porque los padres no tienen tiempo o porque se produce un distanciamiento emocional, se genera un apego inseguro, que generalmente causa un retraimiento social y, como resultado, un patrón de comportamiento tímido. Si el niño crece sabiendo que tendrá el cariño y el apoyo incondicional de al menos uno de sus padres, se sentirá seguro y se convertirá en una persona independiente. Al contrario, si percibe que no puede contar con sus padres, ese sentimiento de inseguridad se generalizará al resto de las relaciones y a la imagen que tiene de sí mismo, por lo que es muy probable que desarrolle una timidez patológica.
Escasos contextos de interacción con los coetáneos: cuando el niño no ha tenido la oportunidad de relacionarse con otros niños de su edad y poner a prueba sus habilidades sociales, es más probable que su repertorio de respuestas sociales sea más limitado, una situación bastante común en los pequeños que no acudieron al jardín de la infancia sino que crecieron rodeados de adultos. Cuando el nivel de contacto social es muy bajo, el niño no sabe muy bien cómo responder ante los demás y tendrá la tendencia a retraerse, se comportará de manera tímida.
Situaciones vividas como estresantes: cualquier hecho que el niño perciba como amenazante o desagradable puede causar una inhibición. A veces no se trata de la situación en sí misma sino de la percepción que tiene el niño. Por ejemplo, un simple comentario sobre su forma de leer o su tono de voz puede ser percibido como una burla o una crítica que active la timidez. Cuando el pequeño vive continuamente situaciones que lo superan, preferirá apartarse, no involucrarse. En esos casos, la timidez se erige como una especie de mecanismo de defensa.
Cuando la timidez infantil es extrema
La timidez no es algo que se tiene o no se tiene, más bien es una característica que se presenta bajo la forma de un continuum y que puede estar dentro de cada uno de nosotros, solo que se manifiesta en algunas situaciones y en otras no. En los casos más leves, cuando se manifiesta solo en determinadas situaciones y podemos sobreponernos a ella, se hace referencia a una timidez normal pero cuando la timidez es extrema, se convierte en una fobia social.

En sentido general, la diferencia entre la timidez normal y la patológica radica en el grado de incapacitación que provoca. Si la timidez interfiere en el día a día y le impide al niño relacionarse con sus compañeros de colegio o tener éxito en la escuela, entonces se convierte en un problema que demanda ayuda psicológica.

No obstante, se debe aclarar que a lo largo de la infancia existen algunos momentos en los que es normal que aparezca cierto grado de timidez, la cual suele estar provocada por el miedo a la valoración de los coetáneos. Este tipo de timidez es más frecuente en la edad escolar y la adolescencia.

También es importante establecer una diferenciación entre la timidez y la tristeza o depresión. Los niños tímidos se comportan de manera normal en todas las actividades, salvo en aquellas que implican una interacción con los demás, mientras que los niños deprimidos pierden el interés por la mayoría de las actividades, se muestrn  apáticos y sin energía.

No obstante, los padres deben mantenerse atentos, porque existe la posibilidad de que un niño tímido termine desarrollando un cuadro depresivo. De hecho, la timidez patológica suele generar una baja autoestima y sentimientos de inferioridad e indefensión. Esto se debe a que el niño tímido realiza atribuciones erróneas o inexactas que lo llevan a formarse una idea negativa de sí mismo y a desconfiar de sus capacidades.

Los niños tímidos también tienen la tendencia a evitar todas aquellas situaciones en las que se sienten incómodos, como resultado, su rango de actividades se ve muy limitado. A menudo estos niños con percibidos como poco amistosos y sin talento, aunque en realidad no sean así. Sin embargo, esta percepción los hace más propensos a sufrir acoso escolar.

Si tu hijo es tímido:

No le fuerces a enfrentar situaciones sociales nuevas, es mejor que antes se sienta cómodo con las situaciones que ya puede manejar. Es conveniente que le plantees nuevos retos, pero sin agobiarle porque cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y debemos respetarlo.
No le ridiculices ni le hagas sentir diferente al resto de los niños, al contrario, explícale que la timidez es algo que le ocurre a muchas personas.
Apóyale de manera incondicional, muestra comprensión y confía en sus capacidades. El niño debe saber que sus padres le aman y aprecian por quién es, no a pesar de quién es.
No le des una importancia excesiva al problema ya que ello podría representar una fuente de tensión adicional para el niño.
No permitas verbalizaciones negativas sobre sí mismo, como “no sirvo para nada” o “nunca podré hablar en clase”, en su lugar, explícale que se trata de ideas exageradas y que un problema en un área no significa que tenga menos valor en otras. Resalta siempre sus características positivas.
Ayúdale a enfrentar las situaciones nuevas que representan un desafío, pero sin caer en la sobreprotección. El objetivo no es hacer las cosas en su lugar, sino disminuir el nivel de ansiedad para lograr que el niño se sienta cómodo y pueda superar la timidez.
Elógiale cada vez que logre sobrepasar alguna de sus barreras y afronte con éxito una situación social, por pequeña que sea. De esta forma no solo le estarás motivando sino que le estarás indicando que va en la dirección adecuada y que es posible vencer la timidez.
Tratamiento para superar la timidez infantil
El primer paso en el tratamiento de la timidez infantil consiste en realizar una evaluación de las situaciones que provocan este comportamiento y de las peculiaridades del niño. 



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