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TECNOLOGIA

2 de marzo de 2019

Se multiplican las cámaras y micrófonos semiocultos

Un estudio de IBM dice que problema de seguridad al que nos enfrentamos es nuestra falta de interés por la seguridad de nuestros equipos.

Hace poco corrió como la pólvora un tuit en el que se veía una cámara incrustada en el sistema de entretenimiento de un avión de American Airlines. ¿Que pintaba ese ojo electrónico en un asiento de un avión? La cosa es cuanto menos inquietante. La aerolínea explicó que esa cámara venía incluida en los aparatos, pero no estaba activada.

Su presencia, según la aerolínea, se debía a que podría usarse para futuros usos en ese aparato para ver películas. Finalmente se ha optado por cubrir con una cinta adhesiva todas estas cámaras. Pero esa clase de despistes parecen ser cada vez más frecuentes. Recientemente informábamos también del caso de un dispositivo de vigilancia para el hogar que llevaba un micrófono oculto.

 

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Vitaly Kamluk@vkamluk  

Just found this interesting sensor looking at me from the seat back on board of Singapore Airlines. Any expert opinion of whether this a camera? Perhaps @SingaporeAir could clarify how it is used?

  963 2:43 - 17 feb. 2019
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La empresa que está detrás de ese producto no es otra que Google, que al igual que la aerolínea dijo que su uso no estaba pensado para escuchar a nadie. Pero en cualquier caso no aparecía en las especificaciones técnicas del aparato, por lo que nadie podría saber que había un dispositivo de escucha susceptible de activarse en el producto que había comprado. Ahora sí que aparece en la web oficial de Nest, la marca del aparato, que este sistema cuenta con un micrófono.

Incluso aceptando que la inclusión de esos elementos que pueden usarse como sistemas de vigilancia no tenga ese fin, lo cierto es que todo producto con un sensor óptico o sonoro incorporado que en algún momento se conecte a Internet, por ejemplo para recibir una actualización de software o mandarnos al teléfono una notificación,puede ser objeto de un ataque malicioso que permita a terceros vernos o escucharnos.

 

Hacemos cosas delante de las webcams sin ser del todo conscientes de que estas pueden ser hackeadas.

Hacemos cosas delante de las webcams sin ser del todo conscientes de que estas pueden ser hackeadas. (lolostock / Getty)

Es cierto que las posibilidades de que tal cosa suceda no son muy grandes, pero existen. De hecho, las webcams, que no cuentan con un software demasiado sofisticado pueden ser hackeadas con sencillez. Incluso existen instrucciones en Internet para hacer esto. Y no se trata de una operación demasiado compleja.

El problema parece estar no tanto en la legislación,poco clara con el uso que se puede hacer de la información privada y protege la privacidad de forma óptima. El problema está en que se está expandiendo una especie de obsesión por dotar de cámaras a toda clase de cosas.

 

Se está expandiendo una especie de obsesión por dotar de cámaras a toda clase de cosas

Tanto es así que el diario The Guardian ha descubierto que en Australia se estaban usando cámaras semiocultas en paneles de publicidad electrónicos. Estos están instalados en la cadena de comercios Westfield y su uso si que no es nada inocente. Esas cámaras, junto a los sistemas de reconocimiento facial, cumplen la función de monitorizar a los posibles compradores. De esa forma se pueden conocer sus hábitos de compra e incluso sus emociones a la hora de comprar un producto. Lo que ha provocado reacciones en el país contra el uso de esa tecnología.

A pesar de ello la cultura por la privacidad sigue siendo relativamente fuerte en muchas partes del mundo. De hecho, se dice que una de las cosas por las que Google no lanzó al mercado de forma masiva sus famosas gafas, era por la alarma que produjeron sobre lo relacionado con la privacidad. Hubo incluso establecimientos de hostelería que estaban dispuestos a prohibir su uso en sus instalaciones. No olvidemos que estas gafas, ahora restringidas a usos industriales, cuentan con un sistema de cámaras que no puede saberse cuando está captando imágenes.

Aunque también es cierto que estamos usando nuestro rostro para desbloquear nuestros teléfonos móviles o para sacar dinero de un cajero automático. Eso por no hablar de que estamos publicando en redes sociales fotos geotiquetadas del interior de nuestros domicilios. De hecho, un reciente estudio de IBM explicaba que el principal problema para proteger nuestra seguridad, y por tanto también nuestra privacidad, es el desinterés masivo por ella. Aunque eso puede estar comenzando a cambiar.

 

Un reciente estudio de IBM dice que el principal problema de seguridad al que nos enfrentamos es nuestra falta de interés por la seguridad de nuestros equipos



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