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ECONOMIA

14 de mayo de 2021

La inflación en abril fue del 4,1%

La inflación trepó al 17,6% en el primer cuatrimestre.

En detalle, el mes pasado, las divisiones de mayor incremento fueron prendas de vestir y calzado (6%), transporte (5,7%), alimentos y bebidas no alcohólicas (4,3%).

La inflación no da tregua y sorprende hasta a quienes hacen las proyecciones más pesimistas. En abril, los precios subieron en promedio 4,1%, menos que el 4,8% de marzo, pero todavía sin poder perforar el 3,2% de piso que se estableció desde octubre pasado. En la medición interanual, la inflación fue de 46,3%, mientras que acumula un alza de 17,6% en 2021.

De esta forma, para cumplir con la meta de 29% anual que estableció el ministro de Economía, Martín Guzmán, es necesario que la inflación mensual desde mayo a fin de año sea menor a 1,2%, un nivel que las consultoras ven prácticamente imposible de cumplir. De hecho, las proyecciones más optimistas para el año rondan el 45%, lo que implicaría una suba con relación al 36,1% de 2020.

La inflación núcleo, la medición que no tiene en cuenta precios regulados (como tarifas) y estacionales (como frutas y verduras), aumentó 4,6% (18,3% en el cuatrimestre), y es la más alta desde diciembre de 2020, cuando fue 4,9%.

En detalle, el mes pasado, las divisiones de mayor incremento fueron prendas de vestir y calzado (6%), transporte (5,7%), alimentos y bebidas no alcohólicas (4,3%) y equipamiento y mantenimiento del hogar (4,3%). Mientras que estuvieron por debajo del promedio general: restaurantes y hoteles (3,9%); salud (3,7%); bienes y servicios varios (3,6%); bebidas alcohólicas y tabaco (3,6%); vivienda, agua, electricidad, gas y otro (3,5%); educación (2,5%); recreación y cultura (1,5%), y comunicación (0,5%).

En términos interanuales, prendas de vestir y calzado sigue siendo el sector que más aumenta, ya que creció 79,1%, más de 30 puntos porcentuales que el nivel general. En el otro extremo se encuentra comunicación, con 19,3%, producto de los incrementos regulados de los servicios de telefonía, cable e internet.

“La inflación es un síntoma de desequilibrios económicos, que hace muchos años no se puede resolver de manera sostenida en la Argentina. Estos niveles de inflación dificultan la recuperación del salario real, que ya lleva cuatro años de caída continua. Hasta marzo los trabajadores informales fueron los más perjudicados con una caída del 24,5%, seguidos por los trabajadores del sector público con un 21,6% y los del privado registrado con un 16%”, indicó Nadin Argañaraz, economista del Iaraf.

El incremento de precios es una de las mayores preocupaciones del Gobierno. No solo por su impacto en el nivel de pobreza e indigencia, sino también por el efecto general que tiene en el electorado la pérdida del poder adquisitivo. Para los próximos meses, el oficialismo se ilusiona con una desaceleración, aunque no convergería a niveles que permitan hablar de una estabilización de la economía.

La alta inflación preocupa también a los analistas económicos, sobre todo cuando se tiene en cuenta que no hubo una brusca devaluación detrás, que suele ser uno de los motores del alza de precios. Todo lo contrario: el Gobierno está utilizando tres anclas para moderar la inflación: el tipo de cambio (subió 11,6% en el año), las tarifas y los salarios (las paritarias se fijaron en torno al 32%).

“El dato es bastante peor de lo esperado. Sorprende sobre todo la inflación núcleo, que debería haber estado bajando por debajo de 4%, y dio 4,6%, con el dólar subiendo 1,7%; es decir, le sacó casi tres puntos de aumento al tipo de cambio”, dice Fernando Marull, director de la consultora homónima.
“No está teniendo impacto ninguna de las medidas antiinflacionarias del Gobierno: ni el congelamiento del dólar, ni las tarifas, ni el acuerdo de precios y salarios. Si bien para el segundo semestre se espera que la inflación baje un poco, la meta del 29% no se va a cumplir. Nosotros calculamos una suba de precios anual de 49%”, agregó.

Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, indicó que la inflación mensual debería dar menos de 2% hasta fin de año para que haya una desaceleración de la suba de precios con relación al 36,1% anual de 2020. “Por ahora, la inflación sigue cómoda por arriba de 4% y se confirma las expectativas en torno al 45% para arriba para el año. Prendas de vestir, alimentos y transporte (por el incremento de combustibles) siguen siendo los tres sectores que lideran los aumentos”, señaló.

Las causas del alto nivel de precios se debe a múltiples factores, entre los que se encuentran el descongelamiento de algunos productos y servicios, que el año pasado se mantuvieron sin variación durante la etapa más estricta de la cuarentena, como alimentos (bajo los programas de Precios Máximos y Cuidados), los combustibles, la educación y recreación y cultura.

También inciden en la dinámica de precios los billones de pesos que el Banco Central insertó en la economía para financiar el gasto del Estado, que aumentó por los programas de asistencia social y por la caída de la recaudación por el deterioro de la actividad.


“Durante todo el año pasado, varios productos estuvieron congelados, y ahora se autorizaron subas en salud, seguridad social, combustibles y alimentos. Pero lo importante es que, más allá de las anclas que usa el Gobierno, está impactando toda la emisión del año pasado y sobre todo las expectativas futuras: no hay orden fiscal, ni monetario, ni cambiario, ni institucional. Nadie sabe quién es el responsable de que la inflación esté hace meses en un promedio de 4%. En el medio, el mercado se defiende. Y no es que sube un solo sector, todos los precios aumentan”, analizó Marull.

Caamaño agrega que, si bien el Banco Central está intentando esterilizar la mayor parte del dinero que se emite este año, el problema es que también cae la demanda de pesos. “Eso es combustible adicional. Una forma de hacer que la demanda cayera más lento es poner una tasa de interés positiva arriba de la mesa, para que la gente tenga algún incentivo adicional a no sacarse los pesos de encima tan rápido o a mantener las posiciones en moneda local. Pero sin anclaje de expectativas y sin tasa de interés positiva, la velocidad de ajuste de la demanda de pesos es elevada”, explicó.



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