25 de septiembre de 2017
Asume el juez de la Causa Maldonado
Gustavo Lleral ya tiene una copia del expediente y prevé arrancar de cero. El magistrado no definió si se instalará en la ciudad de Esquel
El juez federal de Rawson, Gustavo Lleral, asumirá hoy el control del caso Maldonado con dedicación exclusiva por 60 días. El magistrado que reemplaza a Guido Otranto, quien fue apartado el viernes pasado por la Cámara Federal de Apelaciones en Chubut, ya cuenta con una copia del expediente que se hizo llevar el sábado a sus oficinas en Rawson donde actuaba hasta hace unos días como titular del Juzgado de Primera Instancia N2, y prepara las nuevas medidas para avanzar con la causa. Recién mañana desembarcará en Esquel y aún no decidió si se instalará en esta ciudad mientras tenga el caso o si pasará algunos días en Rawson y otros en Esquel.
Lleral ocupa sus horas en empaparse de los detalles del caso que por primera vez lo pondrá bajo la mirada de todo el país. Se sabe que el juez es poco amigo de mostrarse ante los medios y una persona muy reservada. Lleral tiene planificado comenzar de cero. “Leerá a fondo la causa y puede que luego tome medidas”, especulan fuentes de gobierno.
Aunque ejerce sus funciones en Rawson, Lleral vive en Trelew. En la casa del magistrado no hay movimiento desde el viernes 22 en que fue notificado de sus funciones. Fuentes indican que se habría instalado en otra propiedad solo para interiorizarse del expediente.
El viernes pasado por la noche, Lleral mantuvo un encuentro en un exclusivo restaurante de Trelew con los jueces Hugo Ricardo Sastre (titular del Juzgado Federal N1 de Rawson y quien lo reemplazará en su ausencia) y Javier Leal de Ibarra de la Cámara Federal de Apelaciones. El motivo habría sido apuntalar al magistrado de cara a un proceso altamente sensible a nivel nacional y complejo en su matriz jurídica.
Mientras tanto, con expectativa e inevitable paciencia, las partes involucradas aguardan que el flamante juez avance a buen ritmo con la investigación. La querella se concentra en las filtraciones de conversaciones telefónicas entre gendarmes de los 70 teléfonos secuestrados a uniformados. Del lado de Gendarmería aseguran que no encontrarán nada importante.
Tras el apartamiento del juez Otranto la causa entró en un preocupante estado de quietud. El magistrado saliente dejó en claro que para él se trataba de una muerte por ahogo en el río y prácticamente desligaba a los gendarmes, producto de la ausencia de ADN de Maldonado en los móviles. El juez Lleral podría llegar rápido al punto en que se dividen los caminos de la investigación: el río o Gendarmería. Las dos hipótesis de mayor peso.
Sergio Maldonado, hermano de Santiago, pidió darle tiempo al nuevo magistrado. “No quiero meterle presión al juez. Hay que dejarlo trabajar, que tenga su tiempo. Si Otranto tuvo 52 días y no hizo nada, ya está, pasemos a otra etapa. Veámosle el lado positivo, de que se pueda avanzar y tenga buena predisposición para todo. Nosotros estuvimos a disposición, pero Otranto no nos tuvo en cuenta”, sostuvo.
Otranto, apartado por sus declaraciones al diario La Nación que afectaron la apariencia de imparcialidad, según el fallo de la cámara, mantuvo un total hermetismo. “No voy a hablar con nadie”, le dijo a un periodista de este diario que se lo encontró en el aeropuerto de Esquel. Fuentes vinculadas al Tribunal de Segunda instancia que integran Javier Leal de Ibarra, Aldo Suárez y Hebe Corchuelo de Huberman, sostuvieron que los dichos de Otranto no formaron parte de una estrategia del magistrado para dejar una causa de alto voltaje político y mediático. “Pecó de absoluta inocencia. Al tribunal le dio mucha pena, es uno de los mejores magistrados de la jurisdicción, pero había que ponerse en el lugar de la familia”.
Los jueces apuestan a que su decisión ad referéndum de la Corte Suprema para que Lleral se dedique con exclusividad a la causa Maldonado durante un plazo de sesenta días no tendrá mayores obstáculos en el máximo tribunal. Existe una larga y fluida relación entre la Corte y algunos de los integrantes de la Cámara.
En el Gobierno recibieron con malestar el apartamiento de Otranto, aunque lo esperaban. Funcionarios habrían mantenido un contacto puramente formal con Lleral para ponerse a total disposición suya.
Agencias
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